lunes, 10 de enero de 2011

Regalo de navidad

Aunque el menú navideño es de hierro y no acepta modificación alguna, por los siglos de los siglos, la pasada Nochebuena decidí introducir una pequeña variación en el menú: una incomparable bondiola de cerdo (servida tibia) en vez del tradicional chanchito al horno, encargado a la panadería de confianza.
Como se trataba de una festividad especial, enriquecí un poco la cocción de las bondiolas a la parrilla, como para darles un aspecto más festivo: les hice dos cortes cruzados en el interior, atravesándolas y las rellené con ciruelas secas hidratadas en jugo de damascos natural. Luego, sobre la parrilla, las fui pincelando con el jugo de damascos sobrante mezclado con una buena mostaza de dijón.


Mi idea era que tuviéramos una bondiola para la cena de Nochebuena y sobrara otra para el almuerzo navideño, pero tuve que cortar las dos antes de las doce campanadas.

4 comentarios:

Diego dijo...

Frutillas secas? Dónde las conseguiste? Quiero probar hacer este plato.

Linkillo: cosas mías dijo...

Perdón, Diego, me confundí: quise decir "ciruelas secas". Pero las frutillas deben poder secarse de algún modo....
Abrazo

Diego dijo...

Ahhh, ya me parecía una delicia demasiado exótica. Habrá que probar de todas formas: parece una posible exitosa combinación.
Gracias, abrazo.

Anónimo dijo...

Ce post m'a beaucoup aide dans mon positionnement. Merci pour ces informations