Se saltan las espinacas (crudas o congeladas) en manteca con ajo bien picado (y sí: abundante). Apenas, como para que queden tiernas pero no pierdan el verde brillante. Ya frías, se descarta el exceso de líquido (si eran hojas enteras conviene picarlas un poco) y se mezcla el saltado con queso cremoso (o el exotísimo yoghurt turco), sal y pimienta.
Conviene poner abundante pan cerca. No sobra nada.

Mi versión se ve menos verde (se ve que los de la foto escatimaron en el queso). Y en Turquía, a veces, reemplazan las espinacas con algo parecido al berro, pero nunca entendimos bien qué era. Mejor ir sobre seguro que bastante mala sangre nos hacemos con el temita del yoghurt.
Actualización navideña (20.12.11): sancor acaba de distribuir yoghurt natural. Bien por ellos. Mañana probaremos las espinacas con yoghurt (o con una mezcla de yoghurt y queso: no nos sentimos tan audaces).
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