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domingo, 30 de octubre de 2011

Espinacas con yoghurt

Si consiguen yoghurt griego o turco, me avisan dónde. Hasta ahora no hemos tenido suerte. Es un yoghurt extremadamente cremoso y espeso (y, naturalmente, sin saborizar). Aquí venden algo parecido pero con gusto a vainilla. Imposible de usar, así que adaptamos esta entradita a nuestro stock de lácteos más bien villero.
Se saltan las espinacas (crudas o congeladas) en manteca con ajo bien picado (y sí: abundante). Apenas, como para que queden tiernas pero no pierdan el verde brillante. Ya frías, se descarta el exceso de líquido (si eran hojas enteras conviene picarlas un poco) y se mezcla el saltado con queso cremoso (o el exotísimo yoghurt turco), sal y pimienta.
Conviene poner abundante pan cerca. No sobra nada.



Mi versión se ve menos verde (se ve que los de la foto escatimaron en el queso). Y en Turquía, a veces, reemplazan las espinacas con algo parecido al berro, pero nunca entendimos bien qué era. Mejor ir sobre seguro que bastante mala sangre nos hacemos con el temita del yoghurt.

Actualización navideña (20.12.11): sancor acaba de distribuir yoghurt natural. Bien por ellos. Mañana probaremos las espinacas con yoghurt (o con una mezcla de yoghurt y queso: no nos sentimos tan audaces).


martes, 2 de marzo de 2010

Flan de espinacas

Las espinacas son tan dúctiles que es difícil imaginar la cocina sin ellas. Tanto rinden en una ensalada (con peras, nueces y queso de cabra), como en un relleno para pastas o, como en este caso, en simpáticos flanes hechos con mis moldes de siliconas*.
En relación con éstos, algunos consejos: leer bien las etiquetas porque venden algunos que resisten hasta 200º de temperatura. Los que hay que comprar son los que resisten hasta 300º. En cuanto a la forma, los ofrecen cada vez más barrocos. Para comidas como ésta, prefiero un formato de budinera más bien clásico o una plancha para flancitos individuales redondos, de los que caben 12 por plancha (y tienen aproximadamente cinco centímetros de profundidad).
Esta receta puede hacerse con espinacas frescas, pero es mucho más lío y las espinacas congeladas son de muy buena calidad, de modo que opto por ellas.
Primero, colocar las espinacas (un paquete de 800 grs.) en una sartén o wok con apenas de manteca hasta que se descongelen. Salpimentar y agregar un poco de nuez moscada. Si quedan demasiado acuosas, al final se agrega una cucharada de harina y se revuelve bien hasta obtener una consistencia cremosa. Se retiran del fuego y se reservan.
En la misma u otra sarten, se echan daditos minúsculos de panceta ahumada hasta que doren y suelten el exceso de grasa, que se descarta. Se agregan a las espinacas.
En la misma sartén, con 50 grs. más o menos de manteca, se fríen una cebolla grande (o dos chicas) y un par de dientes de ajo (el ajo, siempre después). Se agregan a las espinacas.
Aparte, se baten 400 grs. de ricota con 6 huevos caseros y una buena taza (o más) de queso parmesano rallado. No demasiada sal (porque la panceta y el queso son salados), pero sí bastante pimienta y una generosa ración de nuez moscada.
Mientras las espinacas se enfrían (conviene mezclarlas a temperatura ambiente) se precalienta el horno y se calienta un poco de agua para el bañomaría que los flancitos necesitarán.
Se mezclan las espinacas, cebolla y panceta con los huevos y los quesos y se vierte la mezcla en los moldes. Luego, sobre una asadera con dos centímetros de agua, se llevan al horno durante 30 o 40 minutos hasta que la parte de arriba esté dorada (también está el método de pinchar en el medio con un palito hasta que salga limpio, pero con el color de arriba ya es suficiente porque lo único que necesita cocción, verdaderamente, son los huevos).
Una vez listos los flancitos, se dejan reposar (con la parte dorada hacia abajo para que no pierdan mucha agua). Se comen tibios, de modo que hacen una excelente entrada acompañados con una ensalada de tomates. O un plato principal, acompañados por arroz blanco. La panceta ahumada puede reemplazarse por salmón rosado o eliminarse para hacer del plato una delicia vegetariana. La salsita de tomate de la foto no es de mi autoría, así que sobre ella no digo nada.

*Que, naturalmente, pueden reemplazarse por moldes tradicionales, enmantecados.