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martes, 24 de marzo de 2020

Comida de trinchera (5)

Hoy Manolo me mandó esta obrita irónica:


Y yo, en agradecimiento, le mandé fotos de lo que estábamos cocinando, con otro regalo suyo, un vueltatortillas:


 Sólo de papas y cebolla. Las papas, fritas en rodajas finas y luego mezcladas con el huevo y la cebolla saltada. Sal abundante y a la sartén, tapada. Una vez hecha de un lado, bien se puede apenas dorar del otro lado (para que quede babé) o dejarla más tiempo. Va en gusto. La servimos con una ensaladita de tomate:




jueves, 27 de febrero de 2014

Doña Delia

Conocí a Delia a través del Graham Norton Show, donde estaba promocionando su escuela de cocina online. 
El sitio es excelente y vale la pena seguirlo, aunque más no sea para aprender vocabulario específico.



domingo, 5 de mayo de 2013

Cumpleaños

Mi mamá cumple, hoy, como todos los años, y había que pensar en un regalo a) que le gustara, b) que le fuera útil. Regalarle ropa es imposible porque más allá del gusto, es imposible adivinar el talle (y de las prendas para las cuales el talle es flexible, como un abrigo, ya le hemos dado bastantes, que son como un ejército de reserva que duerme en los roperos).
El utensilio de cocina es siempre una buena solución, pero ella tiene casi todos los que se necesitan en una vida entera de dedicación a la cocina). Ah, pero la cocina en sí está vieja, el horno no cierra bien y es horrible. Decidimos desafiar su ira (nos va a acusar de que no es un regalo "para ella", sino para "la casa", como si no fueran un sistema de conexiones indiscernible). 
En fin, fuimos a San Juan y Boedo donde nos encontramos con la sorpresa de que el espacio que ella tiene es diminuto (apenas 51 cms. de ancho) y que las cocinas verdaderamente lindas y buenas tienen por lo menos 55 cms. de ancho). ¿Todas? Sí, todas, salvo una que es como la cocina de casa (un monstruo de acero inoxidable con horno con ladrillos refractarios), sólo que más chica (aunque un cm. más ancha que el avaro espacio disponible: habrá que robar un cm. a la pared porque mover la mesada me parece inverosímil). 
En todo caso, con la cocina nueva, seguramente el invierno nos deparará más de una sorpresa culinaria. Todo esto para decir: si uno gusta de usar el horno (como es mi caso, o el de cualquier persona que cocine), hay que tener un horno como éste: con ladrillos refractarios que distribuyen parejamente el calor (la hipótesis de que se puedan hacer pizzas sobre la piedra, en fin, es secundaria).



martes, 22 de noviembre de 2011

Hefeklöße dulces

Mi mamá es totalmente criolla y nunca entendió que mi abuela pudiera considerar esta variante de Hefeklösse, dulces, una comida.
Yo presumo un equívoco lingüístico, e insisto (le insisto) que la receta me parece deliciosa para acompañar el te, en todo caso.
La masa se prepara de igual forma que la anterior (en este caso se puede activar la levadura con leche tibia), pero lleva tres (o cuatro) huevos, cuatro cucharadas de azúcar y un poco de vainilla para aromatizar (o lo que se prefiera). Se deja leudar la masa (bastante blanda) por quince minutos, y luego se le agregan 50 gramos de manteca fría trozada y se amasa bien agregando la harina necesaria hasta que la masa quede esponjosa (y no más).
Cada bollito de cinco cms. aproximadamente puede rellenarse con una ciruela pasa (o algun otro relleno, sin carozo). Se dejan leudar los bollitos por media hora y se cocinan al vapor (para que queden secos) durante 30 minutos. Se pintan con apenas de manteca derretida o leche y se les pega azúcar morena, o canela, o nueces molidas, o semillas de amapola, en fin, lo que haya a mano...
Si uno no tiene una "vaporiera" (es mi caso) se pone a hervir agua en una cacerola amplia, se tapa la boca con un repasador enharinado o un cesto de bambú (en fin: ingenio, que estas cosas se hacen desde que existe el fuego...), donde se colocan los Klösse y luego, se tapa todo con un recipiente de vidrio. No es el tipo de cosa que a mí me guste cocinar, pero si hay que impresionar a alguna tía, esto es un éxito (y si es una tía alemana que vive en Kreuzberg, insístanle en que todo es "bio").





miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ajo

Si a alguien le gusta cocinar sin ajo y sin pimienta, que siga de largo. Es más, que deje de cocinar. No se puede cocinar sin ajo y sin pimienta.
Yo detesto pelar ajos (pero el ajo seco queda espantoso, salvo en alguna sopa), así que estoy siempre atento a cualquier invento que me salve del tedio. En algunos casos, se puede usar puré de ajo, pero en otros, no.
Vimos en Estambul un picador de ajos que parecía salido de un sueño: no de aluminio, sino de acero inoxidable, muy design, con la parte del colador que se quitaba (para mejor limpiar el adminículo de esas pieles desagradables que siempre dificultan el proceso).
Nos trajimos dos, uno para regalarle a mi mamá y otro para nosotros, y con las prisas nos olvidamos de guardarlos en las valijas que íbamos a despachar así que nos fastidiaron en todos los aeropuertos.
Cuando lo quise usar, casi me mato. Resultó que el artefacto no funciona. Por alguna razón que no termino de entender, el martillito no alcanza a pisar el diente de ajo. De modo que tuve que volver al horrible adminículo de siempre. Con fotitos lindas, no me van a engañar.

domingo, 20 de junio de 2010

Enroque

Sé que tendría que cargar recetas nuevas, pero no estoy cocinando demasiado últimamente (poco tiempo), así que no tengo demasiados ensayos culinarios que comentar.
Sigo, sin embargo, aprendiendo, es decir: mirando televisión y leyendo. Desde mayo, hace ya un mes, Narda Lepes cambió de canal y ahora ensaya (inspirada en aquella película Julie & Julia) las recetas de Doña Petrona en Utilísima. Es verdad que el canal pertenece a la cadena Fox, pero lo cierto es que no es la Narda a la que estamos acostumbrados y no creo que el público de Utilísima sea el suyo. Además la calidad de la imagen y la producción no tiene punto de comparación con Gourmet, donde ha vuelto a cocinar la inefable Dolli Irigoyen, a quien tanto le hemos robado.
Por ahora, nada nuevo (cada recomienzo de ciclo significa la posibilidad de volver a repetir, una vez más, los viejos clásicos), y Dolli, además de momentos líricos que, sin embargo, nunca alcanzarán las alturas de Francis Mallman, se dedica a los clásicos de la cocina criolla que tanto patrocina.
De todos modos, volver a escuchar "limón sutil" con la peculiar pronunciación de Dolli nos hace estremecer.
En otros canales, hace tiempo que no veo a Laura Calder y Anthony Bourdain, ese farsante, me sigue dando el mismo asco de siempre.

sábado, 20 de febrero de 2010

Siliconas

Los buenos cocineros no necesitan más que de su arte. Francis Mallmann, que habita los más altos peldaños culinarios, es capaz de cocinar con un palo, un tarro viejo, un cuchillo sin filo, una buena fogata (y una cohorte de personal doméstico). Sea. Nosotros, que no hemos llegado a esos niveles de excelencia, necesitamos instrumentos adecuados.
Una vez, el abominable Samuel Gelblung dijo que un puto se reconoce porque tiene un wok en la cocina. Yo, que soy adicto a los moldes de siliconas, disiento con él. La silicona es, para la loca, el camino de ida.
¿Qué hay que tener en la cocina? Un buen set de cuchillos, una cuchara de madera, una mezcladora o licuadora o batidora, un wok, por supuesto, ollas de diversa capacidad, tablas para picar, asaderas, un rallador, papel aluminio y... sí: moldes de siliconas. Por lo menos eso (y con eso, ya es bastante). En cuanto tenga tiempo, copiaré mis recetas para moldes de siliconas (sin los cuales, no podría ofrecer esos platillos). 
Lo siento, chicas: no es que quiera traer agua para mi molino, pero la vida es así: el muchacho que tenga moldes de siliconas en sus armarios (¡a revisar!), seguro que no les llena la cocina de humo.