jueves, 18 de febrero de 2010

A la sazón

La "buena cocina" no tiene misterios: ingredientes de buena calidad, procesos adecuados y una buena sazón.
Cada comida lleva sus aderezos específicos, pero los básicos son la sal y la pimenta, sin las cuales mejor es no comer. Sal fina o sal gruesa molida con el molinillo (es mucho más sabrosa) y, finalmente, la "flor de sal" (sal marina en escamas que se deshace en la boca: conviene usarla en cantidades mínimas y básicamente como "efecto especial").
En cuanto a las pimientas: pimienta negra en grano molida con el molinillo. O alguna mezcla de pimientas (negra, blanca, roja, verde), pero en este caso sería preferible agregarlas por separado.
Especies y hierbas: cuantas más se tengan, mejor. En cada compra mensual del supermercado incorporar una distinta hasta tener un buen surtido y, después, ir probando. Canela y clavo de olor no pueden faltar. Romero (fresco o seco), eneldo, semillas de mostaza, albahaca y comino, tampoco. Pero la lista es infinita.
Conozco personas que cocinan admirablemente recetas complicadísimas pero que carecen de toda habilidad para sazonar. Hay que probar dos veces la comida, por lo menos, y corregir la sazón. La pimienta casi nunca está de más ("senza paura", acicatea Cozarinsky a los mozos italianos cuando les reclama el molinillo) y la sal...: nada es más desasosegante que una comida sosa. Y agregar la sal al plato, lamentablemente, no es lo mismo. A l@s cociner@s que le temen a la sal hay que señalarles el defecto para que vayan aumentando las dosis lentamente.

1 comentario:

fernandes dijo...

El último grito de la sal que probé es el mousse de chocolate de Comerç24.

Mousse de Chocolate 85% Cacao, unas gotitas de acite de oliva y un par de generosos granos de sal marina.

Créalo o no, sabe bien.